29 de marzo de 2012

Programa 90 - John Lee Hooker



1. – Boom boom     2’32’’.
2. – Roll ‘N’ Roll      2’44’’

Cuenka dixit... OH YEAH!! Hey, hey, hey!! Aaaall night! Aha aha ahaaa Come on! So good! Aaaall night long!! Ahau ahau ahau!! mmmm I feel so good!! boogie boogie... Yeeeeehhh! Yeeeeeh !!!  y no, no es solo algo que suena bien, es la auténtica verdad sobre Hooker, porque él es el hombre del Boogie, el hombre que supo llevar al blues el ritmo que sólo él sabe dar, el ritmo endiablo que sabe llevar unas letras y un deje barriobajero, socarrón y vividor de Cadillacs, alcohol y mujeres. Quizá por eso, y por su música claro está, fue uno de los favoritos de la generación de jóvenes blancos que en los ’60 rescataron el blues del olvido al que estaba sometido por los mass-media y lo utilizaron como base para expresar las inquietudes de la contracultura. Ahí tenemos el ejemplo con los Canned Heat o los mismísmos The Doors.

(Clarksdale, Misisipi, 22 de agosto de 1917 - San Francisco, 21 de junio de 2001) Nació en una granja cerca de Clarksdale (Mississippi) del matrimonio formado por William Hooker y Minnie Ramsey. Su padre era aparcero y pastor de la iglesia bautista. Tuvo seis hermanos y cuatro hermanas. Siendo niño, su familia se trasladó a otra granja en una plantación bananera cercana, donde conoció a los bluesman Snooky Pryor y Jimmy Rogers (tendrían de aquellas la misma edad, porque Rogers la palmó en los ’90. Fue uno de los grandes del blues de Chicago). En 1928 sus padres se separaron y John fue el único hermano que quedó al cuidado de su madre.

Su madre se volvió a casar, esta vez con el músico local de blues William Moore, que enseñó a John a tocar la guitarra cuando tenía trece años. Hooker relató posteriormente que gracias a él conoció, de pequeño, a leyendas como Blind Lemon Jefferson o Charlie Patton, que iban de visita a su casa. (con dos cojones, el ciego limonero tomando el te en casa. Se supone que este tipo tiene granado el primer blues registrado, con dos cojones)

3. – Dimples           2’11’’
4. – I’m In the Mood    2’35’’
5. – I’m so excited      2’54’’

En 1931 decide emigrar hacia el norte industrial, al igual que hacían muchos otros negros del sur en aquella época. Primero recaló en Memphis, donde vivió en casa de una tía, trabajó en cines locales y tocó con Robert Lockwood (también de la edad de Hooker, un negro mu simpático figura del blues eléctrico, escuchadlo que está muy bien). En 1935 se trasladó a Cincinnati, donde alternaba trabajos de limpiabotas o de acomodador en teatros con actuaciones en grupos de gospel. Después de un período en el ejército, se instaló en Detroit durante la II Guerra Mundial, en 1943, donde consigue un empleo en la industria del automóvil, cuyo sueldo consigue completar cantando en bares de suburbios. Allí se casó dos veces. Con su segunda mujer, Maude Mathis, tuvo seis hijos. A esta ciudad dedica la canción The Car city is burning.

La carrera musical de Hooker empezó en 1948 cuando consiguió el éxito con el single "Boogie Chillum", cantado en un estilo medio hablado que se convertiría en característico. Sí, es tremendo como canta, porque no canta. Susurra como un marine susurraría en la oreja de una hermosa prostituta vietnamita. Es puro sexo, es Hooker joder!!!!!! Rítmicamente, su música era muy libre, característica que ha sido común entre los primeros músicos acústicos de blues del Delta. Cosa cierta, porque a vces la guitarra ni la toca, sólo la rasga y ale, hace maravillas. Su fraseado no estaba tan atado a los estándares de la mayoría de los cantantes de blues, de tal que las canciones tienen la base blues de siempre, pero con unas improvisaciones que nunca sabes por dónde van a salir. Este estilo informal e incoherente se fue diluyendo con la aparición de las bandas de blues eléctrico de Chicago pero, incluso cuando no tocaba solo, Hooker mantuvo su propio sonido.


Por cierto, el bueno de T-Bone Walker le dio su primera guitarra en condiciones. Ahora nos vamos con algo importante: Elmer Barbee, su mánager, le consiguió en 1948 la grabación de su primer sencillo, Boogie Chillen, publicado en la costa Oeste por Modern Records. Fue un éxito inmediato y vendió un millón de ejemplares. También en 1949 publicó clásicos como Hobo blues y Crawling King Snake, y en 1951 el éxito I’m in the mood, con el que logró el número uno en las listas de ventas. También publicó bajo diferentes seudónimos, como John Lee Booker, Johnny Williams o John Lee.
En 1955 acabó su contrato con Modern Records y fichó por la compañia Vee Jay, de Chicago, que publicó los clásicos Dimples y Boom boom; el gran éxito que lo lanza a la posteridad. Boom boom, como hace una pelvis al chocar con las nalgas de una negra a cuatro patas, y de eso Hooker sabe un rato. Joder, esta tarde voy a follar con John Lee de fondo. De hecho, vamos, vamos a evidenciar que John  Lee Hooker es un amante de la noche, que su voz susurra y que consigue quitar las penalidades de siempre al blues para hacer de él una música sexy, seductora. No más campo de algodón…

Boom boom boom
Te voy a “disparar” a base de bien
Mueve tus pies hacia fuera
Vente a casa conmigo
Metete en mi casa
Boom boom boom
a-haw haw haw haw
Hmmmmm hmmm hmmmm  

Me gusta verte menear
Subiendo y bajando desde el suelo       
Cuando tú me hablas
Me está hablando una nena
Me gusta que sea así.
Whoa!!! Yeah!!!
Habla que habla, anda que anda.

Cuando ella anda que anda de esa manera
Y habla que habla de esa manera
Y me susurra en el oído
Dime que me quieres
Me encanta que me lo digas
Cuando hablas así
Me golpeas, me estremeces
Me sacas fuera de mis pies  
Habla que habla así, camina así.
Boom boom boom boom…

6. – I need some money      2’28’’
7. – Goin’ Mad Blues           3’47’’

El estilo “me sobra la banda”. En sus primeras grabaciones tocaba él solo con su guitarra y marcando el ritmo con el pie, o con el acompañamiento esporádico de otro guitarrista. Por entonces actuaba con banda, pero los expertos presumen que su peculiar sentido del ritmo le hizo prescindir de ella en el estudio. Ello no le impidió tener un notable éxito y dar giras por todo el circuito rhythm and blues del país. Y es que hay que tener mucha personalidad para hacer cosas que sólo muy pocos tipos, como llenar un escenario entero tú solo, con la guitarra y la voz. Parar el tiempo y llenar con esa sencilla y mágica música todo un teatro o garito.

Es curioso que, a pesar de tocar casi solo, sea todo un emblema del Ritmin’ & Blues en muchos sentidos. Es decir, lo que algunos necesitan –toda una banda con sección de vientos incluida- Hooker lo suple con un ritmo muy boogie, muy vacilón, ¡esa es la palabra! Porque venga, para tener el éxito que tuvo es que se lo montó bien en este sentido, porque… se pasaba la rima por el forro, y a veces hasta el ritmo!!! Hooker triunfó por ese boogie vacilón tan particular, por eso es único y esta en este bus coño, que esl puto panteón de glorias joder!!! No, en serio, esto lo debemos remarcar bien, porque de veras que es el punto fundamental de su música. Y hacer un programa de Hooker sin insistir en esto es como para que salga de la tumba y nos abofeteé con una botella de bourbon y el brazo de una prostituta.

8. – One bourbon, one scotch, one beer     2’59’’
9. – Big Legs, Tight Skirt.         2’17’’
10. – Hobo Blues      3’1’’

El viejo negro, el viejo bluesman era el héroe de tipos como Jim Morrison o “El Oso”, cantante de los Canned. Jim se apodaba el rey lagarto por una canción de Hooker que vamos a poner, y los Canned lo llamaban para hacer un disco con él. A finales de la década, con el estancamiento del mercado del rhythm and blues, encontró una audiencia entusiasta entre el público blanco seguidor del folk tradicional. De esa época son sus grabaciones de nuevo solo y con guitarra acústica, en las que rememoraba sus orígenes rurales en el delta del Mississippi (Muddy Waters se “adpató” a los tiempos con Electric Mud, pero Hooker sabía lo que los hippies blancos de la universidad de California y Columbia querían… blues clásico y Ho Chi Min a saco. Teoría anticolonial no les pudo dar –ni puta falta-, pero se volcó de nuevo con sus raíces y acertó. Con ellas logró repercusión internacional y empezó a realizar giras por todo el mundo.

Su inimitable estilo, que prescindía de la rima y a veces hasta de seguir el ritmo, marcó a varias generaciones de músicos, desde Bob Dylan, que fue su telonero en Nueva York en 1960, hasta las ruidosas bandas de rhythm and blues británicas de los años sesenta, como los Rolling Stones, los Yardbirds o los Animals. Así las cosas –habremos gastado un par de minutos en hablar algo que ya hemos dicho decenas de veces, el rollo de siempre con lo de la influencia del blues en los ’60 y su descubrimiento y adaptación por parte de los jóvenes contraculturales blancos que buscaban las raíces de la “otra América”- se meten Hooker y los Canned unas buenas botellas y de paso en un estudio y… ¡oh! Allá vamos… señores, siéntense tranquilamente y relájense… llegan los profesionales del blues… 11 minutos de gloria.

11. – Boogie Chilen No. 2        11’33’’
12. – Whiskey and Wimmen’    4’37’’

Bueno bueno, hablemos de los Doors. Una anecdotilla que hay que contar ya que nos llamamos el bus azul por ellos. A Jim le gustaba llamarse el rey lagarto, y lo visualizaba con esos pantalones –mira-como-marco-paquete- de cuero que se ponía. Luego tan usados por los rockers, los heavys y los leather gay man. Pero el caso es que hooker y The Doors tuvieron contacto, aunque la colaboración más famosa se hizo gracias a la tecnología con Morrison muerto. Jim adoraba a Hooker y, en la canción que vamos a escuchar ahora se insipiró de cara a su estética, y su apodo. Aparte de la influencia musical.

A pesar de todo Hooker apenas conoció la fama hasta mayor, algo de lo que ahora hablaremos. Era un mito para los entendidos, un desconocido para el mass-media.

13. – Crawlin’ King Snake         3’1’’
14. – Baby, Please Don’t Go      2’28’’
15. – Mad Man Blues.   2’46’’

Tras pasar la mayor parte de los años setenta y ochenta de gira, en 1989 publicó The healer, con colaboraciones de Carlos Santana, Bonnie Raitt y Los Lobos (con los del rock mariachi… eehhh, flipasss) Aquel álbum fue uno de los elementos clave del renacer del interés por el blues en los años noventa, gracias a un público cada vez más interesado por la música «con raíces».

Paradójicamente, John Lee Hooker no conoció las ventas millonarias ni la fama hasta la última década de su vida, lo que explica su inusitada actividad en esos años. The healer, publicado cuando tenía setenta y dos años, fue su disco más vendido, y desde entonces publicó otros cinco, el último de ellos The best of friends, publicado en 1998. Con Chill out (1996) ganó un Grammy, el mismo año en que participó en el Festival por la Libertad del Tibet junto a jóvenes figuras como Smashing Pumpkins, Fugees o Red Hot Chili Peppers. También prestó su venerable aunque dura imagen para varios anuncios publicitarios en Estados Unidos. Su rostro apareció también en sellos de Tanzania  (sí amigos, la voda es muy bizarra) y su música sirvió de banda sonora para innumerables películas y anuncios televisivos de diferentes países.
La muerte sorprendió a Hooker pocos días después de su último concierto, en un local de Santa Rosa, California, confirmando el viejo mito del bluesman que se despide agarrado a su guitarra y cantando. «Esto ha sido totalmente inesperado. Tuvo a la audiencia a sus pies tres o cuatro veces el pasado sábado. Le gustaba el contacto con el público, y a pesar de su avanzada edad, no dejó de actuar hasta el final», declaró su agente, Rick Bates, a la agencia Rosebud. La desolación que su pérdida causó en el mundo de la música la expresó como nadie uno de sus más rendidos admiradores, el cantante irlandés Van Morrison: «Es difícil acostumbrarse a un mundo sin él», dijo.

John Lee Hooker, el forajido del Blues, Bad Like Jesse James… maestro.

16. – I’m Bad like Jesse James      5’29’’

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